Por: MPs.Verónica Elizabeth Rivas Mosqueda
Alcmeón de Crotona, filósofo dedicado a la medicina define
la salud como “armonía de las fuerzas
contrapuestas”, mientras que Von Weizsäcker lo define como es “el hallarse uno mismo, en la autorrealización
completa y armónica en la comunidad”, atendiendo en sus aportaciones “salud tiene que ver algo con verdad, la
enfermedad con inveracidad” mientras
la frase de Nietzsche: “No hay una salud
en sí”, ahora bien, en la vinculación con las etapas de la terapia médica
general, en lugar de poner en orden solo el cuerpo técnicamente en lo
individual, por el arte del cuidado en general, se dirige el medico al enfermo
como un ser racional. El límite es que el individuo no es un ser racional
seguro, sino un alma pensante, cuyo pensamiento influye hondamente en el
existir vital del cuerpo. La resolución de reconocerse psíquicamente enfermo se
manifiesta todavía en el elemento de la libertad, hasta entonces, una vez
reconocida y aceptada la necesidad de tratamiento a causa de la falta de
libertad de la voluntad, de ahí la resistencia natural de las personas
creyentes contra los caminos psicoterapéuticos.
Señalando entonces, cuando las personas se encuentran
en situaciones estresantes, mismas que suelen vivirse en la vida diaria, ahora
mayormente en situaciones extraordinarias, suele generarse sentimientos de
desesperanza y/o sentimientos de incapacidad que afectan la salud mental de la
persona en situación de estrés. Ahora bien, identificando a una persona en
situación de violencia constante, el daño que puede producir es por tanto, de
vital importancia abordarse con tratamientos para atender la salud mental de la
persona.
Por lo anterior, identificando la violencia de acuerdo
a la descripción de la Organización Mundial de Salud (OMS) es el uso
intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un
grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable que tenga
como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o
la muerte.
De acuerdo a los Indicadores de violencia psicológica
señalados en la NOM-046-SSA2-2005.
Violencia Familiar, Sexual y contra las Mujeres, los síntomas y signos
indicativos de alteraciones a nivel del área psicológica, son: autoestima baja,
sentimientos de miedo, de ira, de vulnerabilidad, de tristeza, de humillación,
de desesperación, entre otros- o de trastornos psiquiátricos como del estado de
ánimo, de ansiedad, por estrés postraumático, de personalidad; abuso o
dependencia a sustancias; ideación o intento suicida, entre otros.
El convertirnos en personas redes de apoyo, brinda de
forma individual o en comunidad, mayor disposición de reacción psíquica y
corporal saludable. Ahora bien, la
relación terapeuta o médico – paciente, emerge como un tema central y esencial
en el arte de asistencia en tratamientos. Cuando la violencia es vivida mayormente
en la línea de tiempo las afectaciones a la personas, por tanto, son más graves
y de tratamiento más prolongado.
Referencia
bibliográfica:
Jaspers, Karl., (1993) Psicopatología General, México
DF, México: Fondo de cultura económica.
Fuente:
https://www.cndh.org.mx/DocTR/2016/JUR/A70/01/JUR-20170331-NOR19.pdf
NOM-046-SSA2-2005. Violencia Familiar,
Sexual y contra las Mujeres
https://www.who.int/topics/violence/es/
Muy interesante los conceptos para toda la sociedad nos ayuda a tener mas valor.
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