Cuando se habla
de violencia de genero casi siempre se habla de mujeres, pocas veces se lanzan
cuestiones sobre los hombres que ejercen esa violencia y sobre las causas y
motivaciones que originan y mantiene su comportamiento.
Hay programas
recientes dirigidos a los hombres para que examinen su asunción de roles y
estereotipos sobre su masculinidad y colaboren en la erradicación de la
violencia: es de importancia realizar campañas dirigidas, no a las mujeres en
situación de maltrato ni a los hombres violentos, sino a hombres capaces de
comprometerse en la denuncia de la violencia contra la mujer. En Europa por
ejemplo el símbolo del Lazo Blanco. En España el Proyecto Mercurio y el
manifiesto de “Hombres enfrentándose a la violencia contra mujeres”, cuyos
objetivos son entre otros no ser tolerantes ni cómplices silenciosos, unirse a las
mujeres en su lucha, cuestionar la masculinidad tradicional y revisar el
comportamiento propio en su relación con las mujeres.
La violencia
contra las mujeres es un fenómeno enraizado, invisibilizado y normalizado en
nuestra sociedad, difícil de erradicar, porque forma parte de las costumbres.
Sin embargo, siempre hay un resquicio para el cambio. Identificar cuáles son las
brechas por las que los cambios circulan pueden ser importante para lograrlos,
no solo a nivel individual, de cada mujer, sino como parte de nuestro universo
cultural y vital en proceso para avanzar en construir relaciones de paz con
nosotras mismas y con el entorno.
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